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¿Te comes las uñas? Descubre por qué lo haces y cómo dejar de hacerlo

Un hábito (desagradable) con el que toda perfeccionista se identifica. aqui la explicación

Durante toda la vida hemos creído que comerse las uñas es un síntoma compulsivo de la ansiedad.

Solo basta con ver a alguien haciéndolo para suponer que algo les está dando vueltas en la cabeza.

Lo cierto es que esa es una suposición, y como suele pasar con las suposiciones, ¡es incorrecta!

Finalmente la ciencia ha descubierto que hay mucho más detrás del hábito “nervioso” que simplemente ansiedad.

De hecho un estudio comprobó que quienes se comen las uñas tienen un impulso implacable por la perfección.

Así que como buen perfeccionista, cuando algo sale mal liberan su frustración mordiéndose las uñas.

Además, como deben estar siempre activos o trabajando en algo cuando se sienten estancados recurren a este hábito.

¿Entonces qué tiene de malo comerse las uñas?

En algunas ocasiones puede llegar a ser perjudicial para la salud pues las heridas abiertas pueden dejar entrar bacterias y germenes y provocar una infección.

Peor aún son las implicaciones sociales- comerse las uñas es considerado como un comportamiento socialmente inaceptable. Y cuando alguien lo hace corre el riesgo de convertirse en un marginado social.

Y aunque pensarías que no es tan frecuente, un estudio comprobó que entre el 20 y 30% de la población se come las uñas, la mayoría siendo mujeres.

Para ellas también se convierte en un tema de baja autoestima, que a su vez causa más ansiedad, causando un ciclo de comportamiento negativo.

Además distintas investigaciones han comprobado que el simple acto de morderse las uñas puede ofrecer un efecto calmante en el sistema nervioso.

¡El cual es adictivo!

Así que si eres una perfeccionista deja de desahogarte con tus uñas.

Pelear con tu novio, fallar en el trabajo o la simple aburrición no ameritan que tengas manitos de ogro.

Y si realmente estás lista para dejar este hábito (que es un poco asqueroso honestamente, y tú más que nadie lo sabe) sigue estos consejos:

1. Comprométete

Nada más comprometedor que decirle a tu pareja, amigas o compañeras de trabajo que tomaste la decisión de parar. Hazlo como mejor te convenga, twitealo o pon una nota en tu puesto de trabajo…¡pero comprométete!

2. Para de hacerlo

Por más obvio que suene, ¡es cierto! La única forma de dejar de hacerlo es dejando de hacerlo.

3. Identifica los desencadenantes

Ten claro si empiezas a hacerlo por aburrición, cuando estás pensativa, o estresada.

4. Cultiva el Mindfulness

Cuando estás absorta en tus pensamientos es más fácil recaer. Intenta estar presente en el ahora y consciente de lo que estás haciendo todo el tiempo.

5. Condicionamiento conductual

Ya sea con esmalte picante, un caucho amarrado a tu muñeca con el que te castigas con un latigazo, o regañarte en voz alta en frente de todos, lo que sea que te sirva para hacer que morderte las uñas no valga la pena.

 

6. Soluciona las causas subyacentes

¿Recuerdas los desencadenantes o detonantes que hacen que te muerdas las uñas?

Pues es hora de lidiar con ellos.

Prueba con terapiameditaciónyoga, o lo que sea que creas pueda funcionar.

7. Pide ayuda

Pídele ayuda a tu pareja, amigas o incluso en el trabajo para que te adviertan y recuerden de manera sutil cuando te vean recayendo.

8. Tu mejor aliado: el manicure

Cuando logras ver lo bien que pueden verse tus uñas será una motivación más para no arruinarlas.

9. Un día a la vez

Calma y…

10. Paciencia

El daño que le has causado a tus uñas tomará tiempo en recuperarse. No esperes resultados inmediatamente, pero confía en que si sigues así ¡sí los vas a ver pronto!

 

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